Tierra del Fuego, Buenos Aires y… Uruguay!

Tierra del fuego:

Reunido el cónclave tenoactivero para ver hacia donde tirábamos después de reposar el empacho de montañas en los rojizos atardeceres de Puerto Natales, concluímos bajar más al sur todavía. Eso de la tierra del fin del mundo tiraba mucho y había que verlo.

Cogimos una guagua directa (+ de 12 dolorosas horas..) desde P Natales a Ushuaia, la ciudad más austral del continente.

Ushuaia tiene delante el Canal de Beagle, un canal bioceánico que debe su nombre al barco que capitaneaba R. Fitz Roy que pasó por allí hace unos 300 años. En esa travesía, antes de cruzar el atlántico, el Beagle pasó por Tenerife, pero no atracó porque supuestamente en la isla había un brote de no sé qué enfermedad. Charles Darwin también estaba en el barco. Pues el Darwin este, que nos emparentó con los monos tan acertadamente, no fue muy amable con sus opiniones sobre los Yámanas y los Onas, pobladores originales de Tierra del Fuego…

Vuelvo al paisaje: A espaldas de la ciudad están los últimos restos de Los Andes, que aquí van de oeste a este. Estas montañas no son muy altas, pero si puntiagudas y afiladas. Muchas de ellas evidencian que la mayoría de su edad estuvieron bajo hielos glaciares..

El plan para este lugar no era muy activo. Navegar el canal de Beagle para ver fauna marina, sobre todo los ansiados pingüinos, y visitar la Estancia Harberton, recomendada por unos amigos por su historia y su labor con los cetáceos de la zona..

Para navegar el Beagle tomamos un barco de esos de guiris del sur, no había otra manera, pero así y todo flipamos cuando llegamos a un islote repleto de lobos marinos y cormoranes que parecían pingüinos. Un rato después en otra pequeña isla en medio del canal, el barco se posó en la arena de la playa que estaba repleta de simplones Pingüinos de Magallanes y algún Pingüino Papúa. Divertidos en sus andares e indiferentes (aparentemente) a la nave extraterrestre que se posó en su playa… Sobre ellos, canal arriba y canal abajo, infinidad de aves marinas recorrian el canal. Yo pensaba en mi amigo Beneharo que entraría en trance en este lugar.

La ciudad no es muy bonita, con una avenida comercial, cara y muchas casas como de hojalata y feas. Pero los alrededores, y La Costanera con la isla de Navarino a la otra orilla del canal sí que valen la pena, sobre todo si brilla el sol como nos hizo a nosotros. Paseamos mucho por aquí visitando sus museos y el interesante pasado y origen de la ciudad, precisamente ahí profundizamos en la Estancia Harberton, cuya visita fue bien interesante. La primera estancia de la ciudad creada por un tal Thomas Bridge y aún regentada por sus bisnietos. Conocimos como se trabajaba la lana de oveja, protagonista de la domesticación de estas tierras y visitamos el pequeño museo de cetáceos con esqueletos completos de muchas variedades…

Con cenitas un poco caras y aumentando mi colesterol dejamos atrás Ushuaia para volar a Buenos Aaaairess chée, viste?!!

Buenos Aires:

Tres horas de avión y cambiamos de mundo, de paisaje y sobre todo de temperatura! De repente era como irnos de viaje, dentro de otro viaje. Un cambio radical y ahora urbano, que agradecimos porque ya teníamos ganas de guardar chaquetas y gorros.

Nos motivaba muchísimo esta ciudad, por su historia, su fama y su porte. Empezamos bien, con el taxista que nos aproximó al hostel timándonos sin piedad, mira que vamos espabilados, y cuesta que nos la peguen, pero aquí bajamos la guardia y zas, 40 pesos más de lo que era..

Nos alojamos en San Telmo, uno de los barrios con más historia y más encanto de la ciudad, con su arquitectura colonial y calles adoquinadas. Cafés de época, mercadillos, artistas callejeros, bailarines de Tango, de todo hay por estas calles, sobre todo los fines de semana con una asombrosa feria de antigüedades.. También visitamos el extraño y ostentoso cementerio de La Recoleta, donde están enterrados los personajes más ilustres de este país: San Martín, Eva Perón, etc.

Compras, choleos, cervecitas, así nos la pasamos hasta ayer que dijimos: Vámonos pa Uruguay!, que está al otro lado del río. En la desembocadura del Río de La Plata, que hace de frontera natural entre los dos países, a un lado esta Buenos Aires y al otro lado, la ciudad uruguaya de Colonia de Sacramento, desde donde les escribimos. Màs que una ciudad parece un pueblo con encanto, antiguo asentamiento portugués y después español, que le dieron un paisaje arquitectónico muy característico, casi intacto en su casco histórico. Paseamos con regocijo por sus calles, con preciosas vistas sobre el río en un ambiente muy tranquilo y acogedor, Nayra por fin encontró una playa y yo conocí a Patricia…. (la cerveza uruguaya)

Pues aquí nos vinimos a rematar el viaje, y a seguir engordando, que ya vendrán piraguas para adelgazar. Mañana regresamos a Buenos Aires a pasar la última noche y el jueves a tierra Canaria!! que ya hay ganitas también…. de volvernos a ir de viaje, jeje

Besos y abarazos!

Nos vemos el fin de semana!

25 de Febrero – Las Torres del Paine

Hola a todos!! estamos bieeeeeeeeeeennnnnnnn, gracias por preocuparse tanto por nosotros!

Lo cierto es que nos enteramos después de ustedes de lo del terremoto ya que estábamos de pateo en la montaña, y fue ayer, mientras bajábamos, que nos cruzamos con unos españoles y nos dijeron algo. Ya al llegar a Puerto Natales y ver las noticias… agüita.. no sé que estará saliendo por ahí en la tele pero aquí las imágenes son desoladoras, sobre todo por el Tsunami que afectó a algunos pueblitos costeros un poco más al sur de Santiago. Nosotros estamos en el Chile Austral, en la XII región que le dicen acá, a más de 2000 kms al sur de toda la movida, así que nada de temblores. Nuestro más sincero apoyo y ánimo del mundo a todos los chilenos que tan cariñosamente nos han acogido en su país, en especial a la mucha gente de Santiago que hemos conocido y que deseamos se encuentren todos bien..

Pues como les dije, nosotros en el monte, a meterle mano, mejor dicho, pie, a las famosas Torres del Paine, caminar por sus valles y alrededores es el principal motivo por el que esta zona recibe tantos senderistas.. Nosotros nos decidimos por un trekking de 3 días, así que tras alquilar una tienda y preparar el avituallamiento (que siempre incluye una botella de vino) partimos hacia Las Torres del Paine, una de las maravillas del lugar, que a su vez le dan nombre a todo el parque nacional. Muy similares a las montañas del Chaltén, Las Torres (Central, Norte y Sur), conforman un complejo granítico muy espectacular con una laguna a sus pies. Para llegar hasta allí caminamos valle arriba con unas buenas pechadas, sobre todo al final, pero como siempre todo se compensa con las vistas desde arriba, pena que la luz no era la mejor para las fotos, pero por la posición del sol, que sigue brillando a tope con una temperatura buenísima!

Al día siguiente caminaríamos hacia el oeste para intentar llegar a la entrada del siguiente valle, a unos 15kms de distancia, y fue este día cuando aparecieron los famosos vientos de la Patagonia, y que viento!! el camimo era muy abierto, con las montañas a la derecha y la pampa a la izquierda y nada más salir empezó un vientito que al principio nos mirábamos con risitas pero que cada vez se fue poniendo más seria la cosa, sobre todo porque no veíamos a nadie caminando ni por delante ni por detrás nuestro y nos preguntábamos si con aquel viento era mejor no haber salido.. pero es que no se imaginan!! en muchos momentos teníamos que parar, doblar las rodillas, clavar bien los bastones y echarle un pulso al viento que muchas veces perdimos rodando por el suelo, por suerte sin consecuencias, pero tampoco con risas.

Igualmente el día estaba superdespejado y las vistas del lago color turquesa nos motivaban a continuar, a la vez que le íbamos cogiendo el tranquillo a lo del viento, aunque más que caminar por el sendero parecía que íbamos bailando merengue.

Llegamos reventados al refugio de Los Cuernos del Paine, sin fuerzas para llegar hasta el valle previsto, así que montamos la carpa en el camping aledaño (los refugios por aquí son bastante caros) y pasamos una entretenida noche junto a nuestros amigos: los ratones del Paine.. mira que dejar la comida en el suelo al lado de la tienda..

Al día siguiente decidimos intentar llegar al Refugio Grey, en la parte alta del lago Grey, donde desemboca el glaciar del mismo nombre. Las primeras 3 horas fueron sencillas con el recorrido más suave y el viento esperándonos para más adelante. llegamos a la «Hostería Paine Grande» cansaditos y con el cuello dolorido de tanto mirar hacia atrás para admirar «Los Cuernos». Aquí la canayra, más fuerte que yo en esto de las subidas, me tuvo que «empujar» un poco para continuar otras casi 4 horas más hasta el Grey, tampoco me resistí mucho ya que suponía que lo que íbamos a ver compensaría cualquier esfuerzo.

Alguien se volvió a dejar la ventana abierta y el viento regresó con fuerza, justo desde donde nosotros queríamos ir. Empezamos a subir un poco acojonados también, por el color que iban tomando las nubes hasta que, caprichos de la naturaleza, vimos al pie del sendero una piedra con la mismita forma de Tenerife! hasta con el Teide grabado!! aquello fue como una señal divina, un estímulo emocionante! Sí, somos unos flipados lo sé,pero es que somos tan guanchitos.. Así que Nayra, haciendo honor a su nombre, y yo, invocando a todos los riscos de Teno, le metimos porallíparriba con unas ganas que no hubo viento que nos tumbara, por más que soplara a más de 100kms/h en algunos momentos..

Más arriba el camino giraba hacia un bosque de Lengas, y ya más tranquilos nos relajamos viendo flotar los témpanos de hielo azul fluorescente sobre el lago. Al rato de salir del bosque, nos topamos con el glaciar Grey. Y aquí ya no me flipo más. Sobran las palabras. Vengan a verlo.

Dormimos en el acogedor Refugio Grey y a la mañana siguiente nos fuimos hasta un mirador que nos acercaba mucho más al glaciar. El frente era de ese azul eléctrico derivado de la antiguedad del hielo, pero lo que más nos impresionaba eran los kilómetros de hielo hacia atrás que se perdían por el horizonte entre las montañas. El día volvió a amanecer precioso y así se mantuvo durante todo el descenso hasta el lago Pehoé donde cogimos el barco y la guagua que nos regresó a Puerto Natales. Contentos por este nuevo chute de naturaleza y un poco descolocados por las noticias e imágenes del terremoto. Contrastes de la vida. Pues nada! que mañana nos vamos para la Tierra del Fuego! a Ushuaia, la tierra del fin del mundo. De ahí volaremos a Buenos Aires y ya la semana que viene para Tenerife, ooooohh!

Besos a todos!

¡¡Fuerza Chile!!